“Al principio, no fue fácil defender la escuela única. Muchos todavía pensaban que era imposible enseñar algunas materias a todos”, recuerda Jukka Sarjala, uno de los artífices de la implementación de la reforma, que terminó su carrera en 2002 dirigiendo el Ministerio de Educación nacional.
En la década de 1960, el sistema educativo finlandés aún estaba basado en la selección de los alumnos desde la temprana edad de 11 años. Mientras que muchas familias rurales u obreras estaban condenadas a la repitencia, el fracaso escolar y el abandono, la elite garantizaba su reproducción enviando a sus hijos a escuelas secundarias en su mayor parte privadas.
Ya durante la posguerra, el profesor Yrjö Ruutu, un socialista que estuvo a cargo del Ministerio de Educación entre 1945 y 1950, había propuesto un espacio público unificado que garantizara la misma educación para todos, entre los 7 y los 16 años. Pero sus proyectos se estancaron (...)