El cambio, es ahora... Alentado por su victoria electoral, el jefe de Estado impone su voluntad al presidente del Banco Central, instituye un control de cambios y anuncia que va a nacionalizar un sector clave de la economía malvendido al sector privado trece años antes. Dos miembros del gobierno, nombrados por decreto a la cabeza de la gran empresa redevenida pública, expulsan en el acto a los antiguos patronos. La Comisión Europea, pero también el Wall Street Journal y el Financial Times (“un acto mezquino de piratería económica”), dejan estallar su cólera. El semanario The Economist recomienda incluso que el país “pirata” sea excluido del G-20 y que sus ciudadanos (que votaron mal) no puedan viajar al exterior sin visado.
El Estado en cuestión no se encuentra en el Viejo Continente. Se trata de Argentina. “Somos el único país de América Latina, y casi diría yo, del mundo, que no controla (...)