Los dioses nunca se han ido del todo, sostiene el autor de este texto, en el que reflexiona sobre la vigencia de la cultura clásica en múltiples aspectos de la vida cotidiana, pese a su desaparición explícita y, particularmente, de la religión olímpica, a propósito de la cual Martí Bauçà (Mallorca, 1968) dedica buena parte de su ensayo escrito originariamente en catalán. Se analiza aquí el fin del espíritu olímpico que fue perseguido por el monoteísmo estatal y ortodoxo desde que el cristianismo se convirtió en el credo oficial. Pero tal espíritu resurgió y se proyectó con inusitada pluralidad. Nuestra vida cotidiana, demuestra el autor, sigue impregnada de mitología griega y sus dioses permanecen vivos entre nosotros.
Los historiadores han demostrado que el teatro no apareció como espectáculo integrado en la vida ciudadana hasta que las ciudades no entraron en una cierta decadencia. Por ello el estadio, y no el teatro, (...)