Hace 26 años surgía una pandemia nueva para el hombre: el sida. Desde entonces se han lanzado al menos cuatro grandes alertas, la última de las cuales concierne a la llamada gripe A (H1N1). Estas patologías presentan varios puntos en común: derivan tanto de vectores desconocidos –el HIV para el sida o la proteína prion de la encefalopatía espongiforme para el “mal de las vacas locas” (ESB)– como de mutaciones inesperadas de virus conocidos; todas provienen de epizootias (propagaciones de enfermedades animales); por último, todas comparten el pasaje de la barrera inmunitaria que separa a las especies y la característica de convertirse en contagiosas para los seres humanos.
También las caracterizan importantes diferencias: el sida mató a 25 millones de personas desde 1983 (de ellas, las dos terceras partes en el África subsahariana). Por su parte, hubo 214 muertos desde 1996 de la variante humana del ESB (entre ellos, 168 en (...)