Argel, viernes 1 de noviembre. Decenas de miles de personas bajan de lo alto de la ciudad y se congregan en la calle Didouche-Mourad. La arteria principal se revela demasiado estrecha para contener esa riada humana. Jóvenes, niños, mujeres y ancianos forman un abigarrado torrente humano, que enarbola los colores de la bandera argelina bajo todas sus formas (sombreros, bufandas, pancartas, camisetas y símbolos diversos). El agudo zumbido de los helicópteros de las fuerzas del orden no consigue acallar los lemas de la multitud. Los manifestantes proclaman su rechazo a las elecciones presidenciales previstas el 12 de diciembre y arremeten contra el jefe del Estado mayor, el general Ahmed Gaïd Salah, hombre fuerte del régimen desde la dimisión del presidente Abdelaziz Buteflika, el pasado 2 de abril.
Exigen su marcha, así como la del presidente interino, Abdelkader Bensalah, y la del primer ministro, Noureddine Bedoui. “Argelia libre y democrática”, “Estado civil (...)