Es difícil cartografiar el movimiento de decrecimiento a escala mundial: no sólo, como en Francia, se reivindica el lema por corrientes de pensamiento muy diversas, sino que también las prácticas que le corresponden en los hechos pueden disimularse con otras denominaciones. Para Paul Ariès, el decrecimiento pasaría por la conjunción de tres dimensiones, cada una de las cuales es necesaria pero que, por sí solas, resultan insuficientes: la adopción en el plano individual, de un “arte de vivir” al margen de la sociedad de consumo, la experimentación colectiva y la acción política.
Aunque en España, en Italia, en Bélgica y en Hungría algunos grandes grupos han terminado en la creación de partidos políticos, se mantienen numerosas redes a través del mundo, por el momento en los dos primeros aspectos: porque ésta es, sobre todo, la hora de la información y de la sensibilización del público.
Así, la Red de Objeción al Crecimiento (...)