En una aldea del norte de Malí, situada a una veintena de kilómetros de Gao, tres vehículos blindados toman posiciones entre pequeñas casas de barro. Los soldados se despliegan entre los burros y comienzan a vigilar los alrededores, armas en mano. Los habitantes de la zona tardan aproximadamente veinte minutos en reunirse frente al oficial de la operación francesa “Barkhane” encargado de escuchar sus quejas y peticiones. El oficial se sienta despreocupadamente en una silla, con las piernas abiertas. A los aldeanos, esto no parece importunarles demasiado.
“¿Sabe a cuánto se paga aquí el kilo de pescado?”, trata de romper el hielo el militar en medio del desierto. El maestro, que ha sido nombrado de sopetón portavoz de los vecinos por su dominio del francés, se muestra desconcertado: “Aquí no tenemos de eso. Nosotros tenemos carne de camello, cabra y vaca”. Imperturbable, el teniente replica: “¿A cuánto va el kilo de (...)