Una ola de protestas sociales sacude, desde hace algunos meses, al Reino Unido, sorprendiendo tanto por su intensidad como por dar muestra de la radicalización de la opinión pública. En noviembre de 2010, el anuncio de una reducción drástica de los presupuestos asignados a educación, unido al aumento sustancial de los gastos de inscripción en la universidad, provocó una fuerte movilización estudiantil. Tales manifestaciones pronto se convirtieron en el preludio de un movimiento más amplio que ha ido ganando poco a poco a todas las esferas de la sociedad.
En el origen de esta ira se encuentra el plan de austeridad elaborado por la coalición de conservadores y demócrata-liberales (en el poder desde mayo de 2010), que prevé reducir el gasto público total en 80.000 millones de libras (91.000 millones de euros) de aquí a 2014-2015, es decir, una amputación de algo más del 12%. El presupuesto para los servicios sociales (...)