Al autorretrato en forma de libro El monstruo ama su laberinto no le falta el autoanálisis de un San Agustín o un Tolstoi, la autocrítica de un Rousseau, el aplomo histórico de un Henry Adams, o el flujo anecdótico (y chispeante) de un Robert Graves. Como las anteriores y cualesquiera otras autobiografías, su autor, el poeta laureado de Estados Unidos y ganador del Premio Pulitzer, Charles Simic (Belgrado, 1938), fusiona el amor al detalle con la perfección de la forma, lo exacto con lo evocador, su aguda conciencia del tiempo con indicios de atemporalidad.
La primera de las cuatro secciones recoge reminiscencias autobiográficas de su infancia en Serbia. El resto del libro alude a su juventud y madurez en Chicago y Nueva York, cuando llegará a afirmar que “la belleza de un momento fugaz es eterna”. La traducción del poeta y crítico Jordi Doce (Gijón, 1967) permite al lector en castellano (...)