La obra de Tina Modotti (Údine, Italia, 1896-Ciudad de México, 1942) plantea de forma descarnada la compleja relación entre el arte y el compromiso político. Capaz de abarcar cualquier ámbito de la existencia que considerase fundamental. Modotti fue una artista valiente y libre decidida a combinar con total coherencia su lucha antifascista sin cuartel y el desarrollo de su enorme capacidad creativa para ponerla al servicio de sus ideas. Modotti nunca usó el arte como sublimación de una vida neurótica coartada por el miedo o la conveniencia: luchó siempre por su libertad y cuando la conquistó la usó para algo más grande que ella misma. Y ella era muy grande.
El precio fue altísimo: desarraigos físicos y desgarros emocionales, pobreza, enormes riesgos... y una permanente lucha interna para encajar todos los aspectos de su vida. En 1925 escribía: “pongo demasiado arte en mi vida, demasiadas energías, y por eso no (...)