A finales de 2004, Lituania y Hungría fueron los dos primeros países en ratificar el tratado que establecía una Constitución Europea. Pero recurrieron a los Parlamentos, y no al sufragio universal, y lo mismo sucederá con casi todos los otros nuevos Estados miembros de la Unión Europea. Sólo Polonia había previsto un referéndum, que por lo demás, suscita tantos temores que ha sido aplazado para junio de 2006.
No obstante, en todos estos países se convocó a los ciudadanos en 2003 a ratificar por vía directa la adhesión a la Unión: entre el 65 y el 93% de los votantes dijeron sí, pero la abstención ascendió a cerca del 50%. Sin duda esta votación se explica por la idea según la cual lo peor era quedar fuera de la Unión, combinada con la esperanza de dejar de ser un vasto mercado periférico para adquirir el estatuto, político, de Estado miembro. Este (...)