La señora Yen Yat está más tranquila. Su árbol sobrevivirá. Los trabajadores de la administración vial le han asegurado que el ensanchamiento de la carretera, diez metros a cada lado, no afectará las raíces de su viejo chan pha de doscientos años. Bajo su follaje, sentada en un kle de bambú –esa plataforma que en Camboya sirve de espacio para descansar o comer–, la sexagenaria observa el trajín del mundo frente a su casa. Un patio donde conviven cuatro familias. Aquí, en Srok Chek, un suburbio periférico de la capital, Nom Pen, siguen predominando las casas rodeadas de jardines. Yen Yat señala con el dedo el cartel de “se vende” en el solar de enfrente. El terreno se ofrece por 600.000 dólares (560.000 euros): 1328 m², o sea 450 dólares por m² (420 euros). Ni comparación con los 5000 dólares por m² del centro. Aunque “alguien vino y me ofreció (...)