Al pasear por Costa de Marfil, tenemos por un lado lo que [Felix] Houphouët [-Boigny] construyó, y por otro lo que [Laurent] Gbagbo construyó. En medio, no hay nada”. Así desafíaba Laurent Gbagbo, el 4 de octubre de 2010, poco antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, a sus adversarios Henri Konan-Bédié y Alassane Dramane Ouattara, todos ellos aspirantes a convertirse en herederos del “padre de la nación” marfileña.
La sucesión fallida de Houphouët-Boigny, fallecido en 1993 tras treinta años de mandato en solitario, sigue siendo un factor central en las repetidas crisis que desde hace diecisiete años atraviesan el país. Hace décadas que Gbagbo, Bédié y Ouattara se conocen y frecuentan, aliándose y oponiéndose en un juego político de geometría variable que vacía el pulmón económico de África Occidental.
De los tres presuntos herederos del primer presidente del país, Bédié, nacido en 1934, se perfila como “hijo natural”. Al (...)