El mar Báltico, estrecho, poco profundo, cuyas aguas bañan las costas de numerosos Estados y situado en el cruce de importantes intereses geopolíticos o comerciales, está sobrecargado.
A los corredores de transporte utilizados desde la época de la Liga Hanseática (siglos XIII-XVII) se añaden la explotación de hidrocarburos y los gasoductos, las zonas de pesca, de maniobras militares, las áreas protegidas, etc. Este mar compartido resiste a la división estrictamente geográfica de las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE).
La idea de crear una planificación marítima en función de las actividades, sobre todo en la bahía de Pomerania, toma forma.