Los diferentes conflictos que dividen la región trascienden sus fronteras habituales. En Chechenia, la represión salvaje dirigida por Moscú a partir de la presidencia de Boris Yeltsin, con su cortejo interminable de desapariciones, de “depuraciones” de localidades enteras que apuntaron prioritariamente a la población masculina, condujo a algunos grupos chechenos a un desenfreno asesino. El terror llegó a su punto máximo el mes pasado, con la toma de rehenes en Beslán, Osetia del Norte. El ataque premeditado a esa escuela, llena de niños, sus maestros y sus padres, y la matanza ciega durante el asalto de las fuerzas especiales rusas causaron como mínimo 339 muertos. Como reacción a este acto inexcusable, Rusia anunció que se adjudicaba el derecho de atacar preventivamente las bases terroristas fuera de su territorio, cosa que ya había hecho en 2002 en Georgia.
Pero el estado anímico cambió considerablemente en Georgia tras la caída de Eduard Shevardnadze, (...)