Cuando el 7 de diciembre de 2003 John Maxwell Coetzee recibió oficialmente su Premio Nobel de Literatura, no pronunció un discurso, sino que contó una ficción enigmática, titulada He and his man (Él y su hombre), en la cual un hombre desprovisto de nombre y de pasado asiste a acontecimientos curiosos y casi siempre dramáticos. ¿Quién es ese hombre que corre de un extremo a otro de Inglaterra? ¿Por qué “envía informes” a un “él” insólito? ¿Y quién es este último, que vive solo con su loro? Son algunas de las preguntas que se plantea el lector de este relato, ostensiblemente concebido para intrigar, tanto por su estilo arcaico como por su estructura sutil.
Sin embargo, poco a poco los arcanos del texto se iluminan, al menos en parte: “la escritura de sus aventuras lo embarcó en el hábito de escribir, es una distracción bastante agradable. Por la noche, a la (...)