En estos tiempos de beligerancia de las derechas en su reivindicación nostálgica del pasado imperial y del golpismo al servicio de una España uniforme, no es difícil comprobar cómo la mayoría de las izquierdas sigue comportándose a la defensiva. Hemos podido comprobarlo, por ejemplo, con la timidez que ha mostrado en conmemorar como se merecían dos acontecimientos cuyos aniversarios recientes habrían ayudado a ofrecer una lectura muy distinta de nuestra historia común. Me refiero a la revuelta de los Comuneros de Castilla, que en 1520-1521 salieron en defensa de sus libertades municipales frente al poder absolutista, y a la experiencia de la Primera República española y la revolución popular cantonal que tuvo su máxima expresión en el cantón de Cartagena.
La derrota de ambos movimientos marcó el fracaso de una idea de España que habría podido ir abriéndose camino frente a la que fue tomando forma bajo la dinastía borbónica hasta (...)