Negreros: españoles en el tráfico y en los capitales esclavistas

En las sociedades presuntamente modernas, el término esclavista asociado a su historia puede resultar tan incómodo como el lenguaje que persigue a cuantos negreros se lucraron con la trata, el tráfico o cualquier actividad en las que la mercancía fueron personas. Contra el tópico muy extendido que atenúa la participación de españoles en la trata negrera, su intervención decisiva puede constatarse en casi todas las épocas de sus cuatro siglos de existencia, con la connivencia de reyes y estados, y con la sanción de la ley. Así, el lenguaje ha pretendido suavizar la crudeza de la infamia con voces tales como comerciante, traficante, hacendado… Muchos de los prohombres implicados han escapado al señalamiento, como financieros del negocio, claves en el tráfico y sostenimiento de la esclavitud entre la península y las colonias. Su legado e influencia es reconocible en la posición y la fortuna transmitida durante generaciones. En este libro, José Antonio Piqueras, catedrático de Historia contemporánea en la Universitat Jaume I, enlaza este pasado oculto con nombres actuales de la alta sociedad, las finanzas, la política y la vida pública. El tráfico atlántico de africanos esclavizados trasladó a América entre 12 y 14 millones de personas forzadas. Fue la mayor diáspora de la era moderna. El comercio transatlántico de personas esclavizadas alentaba la creación de una demanda. Y a la inversa, con más fuerza y razón. “La reparación comienza por el conocimiento, por incorporar la historia oculta a la sociedad presente”, señala Piqueras. Puede ser un buen antídoto ante actitudes de supremacía, discriminación, racismo y abusos.