- Rogelio López Cuenca. – Bienvenidos, 1998
Para los “vencedores” de la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín en 1989 debía conllevar el fin de todas las barreras, empezando por las que delinea la geografía. El “fin de la Historia” proclamado por el ensayista Francis Fukuyama anunciaba el fin de las fronteras: un sistema de demarcación que había quedado obsoleto, ya que un mismo sistema ideológico, político, económico y social se aprestaba a extenderse por todo el mundo. Este último se había convertido en una aldea-mercado, ya se podía comerciar sin trabas. Había llegado la hora del librecambismo global.
Treinta años después, han desaparecido muchas de las restricciones que afectaban a la circulación de bienes y capitales, hasta tal punto que el proceso de liberalización comercial ha podido parecer terminado. Sin embargo, a mediados de la década (...)