Este es un ejemplo de buena escritura calmada, firme y sin altibajos. También lo es de esa clase de novela en la que sin que ocurra nada excepcional en la superficie, logra un efecto persuasivo en el lector que no desea compartir experiencias extraordinarias y acepta un material sencillo pero atravesado por la subjetividad del escritor que por algo cita a J.M. Coetzee en dos ocasiones. ¿Es su modelo o punto de partida?
Teju Cole (Michigan, 1970) creció en Nigeria hasta establecerse en Nueva York en 1992 y su obra se nutre de sustancias y sabores extraídos de dos culturas antagónicas. Él mismo es fotógrafo e historiador del arte, tiene un blog muy visitado y en este libro tan pronto aparece como un hombre blanco que como un hombre de color. Es un psiquiatra en su último año de beca en un hospital neoyorquino pero sospechamos que también puede ser uno (...)