Fotografía documental

Las desapariciones forzadas conmueven más si cabe que la tortura y el asesinato porque normalmente se suman a estos crímenes y además destrozan el entorno de las víctimas al condenar a sus familiares, amigos y compañeros a una espera interminable sembrada de terribles incertidumbres (dónde, cómo, cuando...). Así no es posible el duelo ni la cura del alma y el crimen se prolonga en el tiempo con efectos retardados, tal como hacen las minas antipersona que son, por cierto, otro de los grandes proyectos a los que el autor ha dedicado su esfuerzo y su tenacidad.
Gervasio Sánchez ha trabajado durante doce años en diez entornos diferentes de desapariciones masivas, que si bien no cubren toda la geografía y las tipologías de este espanto, sí que suponen una muestra suficiente para entender su alcance. La comisaria de los proyectos expositivos que han dado origen a la (...)