En el centro de la capital egipcia, la célebre Corniche, el paseo fluvial al borde del Nilo donde los cairotas se reúnen a la fresca con sus familias, o al abrigo de la multitud en el caso de los amantes en busca de intimidad, ha sido objeto de una ambiciosa renovación. Al nombre de Mamshaa, literalmente “el paseo”, se le ha añadido el engañoso apéndice de Ahl Misr, “de las gentes de Egipto”. Sin embargo, el proyecto no tiene nada de popular. Las orillas del gran río se estructuran ahora en dos niveles: un primer espacio al borde de la calzada accesible a todo el mundo, pegado a los coches atrapados en la zahma, “la mermelada”, término utilizado para referirse a los inmensos embotellamientos de El Cairo. Y un segundo a ras del agua, con un elegante paseo de madera repleto de restaurantes y cafés, con pontones para pequeños yates (...)