Christian de Brie, miembro de la redacción de Le Monde diplomatique hasta 1996 –por entonces solo incluía a media docena de personas– falleció el sábado 4 de febrero.
Durante más de veinte años, firmó columnas muy apreciadas entre nuestros lectores por la precisión de sus conocimientos, combinada con un estilo sin concesiones. Su primer artículo, “Hacer pagar a los contribuyentes el precio de la concentración capitalista”, marcó de entrada la pauta. Este fue unos de sus temas predilectos en nuestras páginas, como también lo era de su enseñanza en la universidad, centrada en el carácter desigual de la fiscalidad. En 2018, Le fléau de l’assistanat (“El flagelo del asistencialismo”), nos recordó el dulce trato que las democracias liberales reservan... a los privilegiados.
Ampliando miras, eran de primordial interés para Christian de Brie las cuestiones relativas a la democracia y a la forma en que estaba siendo secuestrada, amputada, hasta el punto de convertirse con demasiada frecuencia en la “representación de una minoría por una élite”. También escribió mucho en este periódico sobre las libertades públicas, la extrema derecha, la represión contra los inmigrantes y África. Había emprendido un trabajo magistral sobre la historia de las masacres, que permanecerá inconcluso. Cuando le dio tiempo, cruzó Francia a pie. Odiaba a los vanidosos, a todos aquellos que ostentan sus títulos y su poder.
