La humanidad en su laberinto

La humanidad está alcanzando un punto de inflexión letal, como ha advertido la ONU.

El hielo en la Antártida se está derritiendo tres veces más rápido que a principios de la década de 1990. El hielo marino en el Polo Sur está ahora 1,5 millones de kilómetros cuadrados por debajo del promedio para esta época del año. Eso equivale a la superficie combinada de Portugal, España, Francia y Alemania juntos. Si no cesan las extracciones de combustibles fósiles, nos dirigimos hacia un calamitoso aumento de la temperatura de tres grados centígrados a finales de siglo. Hay que actuar ya para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados, proteger a las personas del caos climático y poner fin a la era de los combustibles fósiles. En los océanos hay más de 17 millones de toneladas métricas de contaminación plástica en 2023 y las proyecciones indican que se duplicará o triplicará en 2040.

Pero si al planeta tierra no le va bien, tampoco le va mejor a sus habitantes.

575 millones de personas siguen viviendo hoy en la pobreza extrema. El mundo ha vuelto a niveles de hambre no vistos desde 2005 y los precios de los alimentos siguen siendo más altos que en el periodo 2015-2019. Unos 84 millones de menores estarán sin escolarizar y 300 millones de niños, niñas y jóvenes escolarizados abandonarán la escuela sin saber leer ni escribir. Se calcula que al ritmo actual se tardará 300 años en poner fin al matrimonio infantil, 140 años para que las mujeres estén representadas equitativamente en puestos de poder y liderazgo en el lugar de trabajo y 47 años para lograr una representación en parlamentos nacionales.

Los esfuerzos realizados por la comunidad global son aún insuficientes agravados por la combinación de las 3 crisis: la climática, la económica y la bélica, con Ucrania y Oriente Medio a la vanguardia, que ha provocado el desplazamiento de 110 millones de personas.

La ciencia, que hoy es sinónimo de modernidad, afronta una revolución del conocimiento cuyos beneficios no alcanzan a todos por igual mientras se experimenta a nivel global una doble transición simultánea a las economías digitales y ecológicas. Esta doble transición refleja un doble imperativo. Por un lado, el tiempo apremia para que los países alcancen los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas de aquí a 2030. Por otro lado, los países están convencidos de que su futura competitividad económica dependerá de la rapidez con la que realicen su transición a sociedades digitales. Se ha acelerado la carrera contra reloj para un desarrollo más inteligente.

Vivimos un momento clave. Este ciclo de conferencias organizado por La Casa Encendida, Le Monde diplomatique en español y el Instituto de Estudios de Naciones Unidas (ONUES) abordará los grandes retos de la humanidad enredada en su propio laberinto.