“En la madrugada del 24 de febrero de 2022, sentí en lo más profundo de mí mismo que el paréntesis de la posguerra se había cerrado”. El experto en geopolítica Dominique Moïsi descifra un mundo al que dominan sobre todo sus emociones, como así lo ilustra “el divorcio revelado y profundizado por la guerra de Ucrania”, en particular entre los europeos.
Ver a los tanques rusos dirigirse hacia Kiev despertó, por lo visto, recuerdos inquietantes: Budapest en 1956, Praga en 1968. La resiliencia de los ucranianos convirtió asimismo a Volodímir Zelenski en un “Churchill contemporáneo”, incitando a alemanes y franceses a acudir al rescate de los europeos del Este. Lejos de la “muerte cerebral” pronosticada por Emmanuel Macron en 2019, a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) esto le ha servido para despertar: “Vladímir Putin quería ‘finlandizar’ Ucrania, pero lo único que ha conseguido ha sido una ‘otanización’ de (...)