Valle libanés de la Bekaa. Abu Talha vive en la aldea de Majdel Anjar. Entrevistarlo no fue fácil: algunos días antes las fuerzas de seguridad descubrieron una célula de Al Qaeda en Bar Elias, no lejos de allí, y detuvieron a numerosos “veteranos de Irak”. “Acepté esta entrevista –advirtió Talha- porque nosotros queremos que sus lectores conozcan nuestras ideas”. En 2003, tras la invasión de Irak, respondió al llamamiento a la resistencia del dirigente islamista Abu Musab Al Zarqaui. No formaba parte del primer grupo de voluntarios de su aldea. Sólo seis meses después de haber contactado con los reclutadores recibió la luz verde. “Se trataba de verificar mi identidad, mi determinación y también de llevar a cabo los complejos preparativos de semejante viaje”, explica.
Entonces Talha se unió a un grupo de cuatro hombres que se hicieron pasar por comerciantes de dátiles. En primer lugar fueron a Kamishli, en Siria, (...)