En septiembre de 2017, el Gobierno Regional del Kurdistán (GRK) organizó un referéndum a favor de la independencia del enclave autónomo que administra en el norte de Irak. A pesar del plebiscito (92,73% de los votos a favor), la iniciativa no prosperó, principalmente por la negativa del Gobierno central de Bagdad a ratificar el resultado, pero también por la renuencia de las grandes potencias (Estados Unidos y Rusia) y de los vecinos (Arabia Saudí, Irán y Turquía) a aceptar el desmembramiento de Irak. Este fracaso debilitó al GRK, que desde entonces ha tenido que ceder importantes territorios a las fuerzas del Gobierno central, incluida la estratégica ciudad de Kirkuk. Más al oeste, para la recién creada entidad kurda del noreste de Siria, a menudo denominada Federación Democrática del Norte de Siria o Rojava (‘Oeste’ en kurdo), el panorama no es menos desalentador. Rojava vive bajo la amenaza del régimen sirio (...)