- FRANÇOIS BARD. – Les sentiers de la gloire (‘Senderos de gloria’), 2016
Vivió como un epicúreo; se dio la muerte como un estoico, el cañón del arma apuntando su boca. Ese 11 de septiembre de 1973, el buen vividor Allende tuvo un final a la romana. No estaba previsto que entraría en la leyenda y permanecería en la memoria. Había dos hombres dentro de él y, desde fuera, hasta ese entonces, yo mismo al igual que los demás, solo habíamos visto uno solo: un radical-socialista de buen humor, confiado en la muñeca, aficionado al pisco, a la buena comida, a las bromas y a las mujeres hermosas. Porque Allende tenía sentido del humor, cosa rara en la izquierda, donde la seriedad es tradición, y no posaba como el héroe que sería un día. No llevaba ni barba (...)