- Plaza de la República en París, domingo 15 de noviembre de 2015.
De repente, esas cosas que nos ocupan –un encuentro, entregar un papel, ir a comprar–, incluso que nos apasionan –como ese partido de fútbol, ese concierto de rock–, parecen irrisorias. Esa noche del viernes 13 de noviembre de 2015, millones de telespectadores celebraban el segundo gol de su equipo antes de quedar estupefactos por la catástrofe que estaba teniendo lugar. En muy pocas ocasiones, tanta gente ha pasado tan repentinamente de una emoción a la otra. Y en las terrazas de los bares, en la sala de espectáculos, la ligereza de las conversaciones o el estruendo de la música rock se cubrieron con el ensordecedor ruido de las armas de guerra. Un ruido que no está dispuesto a silenciarse.
¿Se recuerda aún el 11 de septiembre (...)