Los hay en cada esquina. María Bondoni, 33 años y apasionada por la literatura, recibe a sus pacientes sentada en un austero sofá gris al que adornan unos cuantos cojines amarillos y rojos, muy cerca de una placita que se abre frente a una iglesia. A cinco minutos a pie, en una calle paralela, Nora Silvestri, que ya ha cumplido los sesenta, propone una terapia de orientación lacaniana en el primer piso de un elegante inmueble de estilo haussmanniano, a la sombra de un jacarandá. En cuanto a Lucila Aranda, que en su cuenta de Instagram se describe como “feminista” y “peronista”, está especializada en el tratamiento de las crisis de angustia en una consulta situada en la avenida Santa Fe, a trescientos metros de allí.
El amplísimo surtido de psicólogos que ejercen en este pequeño barrio burgués de Buenos Aires, conocido popularmente como Villa Freud, atestigua la pasión argentina por (...)