Desde el Renacimiento y los grandes descubrimientos, el mundo ha sido occidental. Europa primero y el Atlántico después eran la metonimia de lo universal.
Entramos ahora en la fase final de un ciclo de cinco siglos de dominación occidental del mundo. Vamos hacia un mundo multipolar en el que nuevos actores (China, la India, Brasil, Rusia, Sudáfrica) tienen vocación de constituir sólidos polos continentales. Y aunque Estados Unidos siga siendo una de las principales potencias planetarias, perderá su hegemonía económica en favor de China. Y ya no ejercerá su “hegemonía militar solitaria” como lo hizo desde el final de la Guerra Fría (1989) junto a sus aliados históricos (Japón, Alemania, Reino Unido, Francia).
Desde antes de la caída del muro de Berlín, China había comenzado un proceso de transformación gradual, controlado y todavía inacabado. Pero ello no se ha traducido en profundos cambios políticos. Hay quien opina que en la historia milenaria (...)